En este tipo de Televisores, luego de ser sintonizada la señal, el detector de luminancia separa la señal lumínica de la señal de crominancia, luego se encuentra un tubo de rayos catódicos en el que se sitúa un cañón de electrones.
Este cañón dispara constantemente un haz de electrones contra la pantalla, la cual se encuentra recubierta de fósforo, material que se ilumina al entrar en contacto con los electrones.
En los monitores en color, cada píxel de la pantalla está compuesto por tres pequeños puntos de fósforo: rojo, azul y verde.
Iluminando estos puntos con diferentes intensidades, se puede obtener cualquier color.
En su pantalla encontramos un panel de líquido espeso alineado entre dos láminas de vidrio con terminales inclinados para orientar y no permitir que toda la luz pase a través de la pantalla.
La luz que logra atravesar es organizada y dirigida por dos láminas o filtros.
La primera lámina está en posición vertical permitiendo que la luz se mueva solo en esta dirección, y la segunda lámina horizontal bloquea o permite el paso de la luz.
Luego encontramos una superficie que devuelve o envía la luz al espectador.
En su pantalla encontramos dos terminales (electrodos) como los de las pilas, uno positivo y otro negativo, en medio de dos cristales.
Estos terminales se encuentran en frente y detrás de las celdas que contienen los colores o pixeles.
Los terminales se encuentran rodeados por un material que no conduce la corriente: dieléctrico, y están cubiertos por un material especial.
El televisor cuenta con un circuito que pasa la corriente entre el terminal frontal y el trasero, provocando que un gas adquiera carga eléctrica formando el plasma.
La pantalla también contiene una rejilla de colores o pixeles primarios con los cuales se puede crear cualquier color.